
En el post anterior hablábamos de cómo elegir las actividades extraescolares de nuestros pequeños. Hay muchos tipos de actividades fuera de la escuela: deportivas, artísticas o simplemente lúdicas, y debemos escoger cuál se ajusta más a la personalidad y necesidades de nuestros pequeños.
Las actividades deportivas pueden ser muy beneficiosas para combatir el sedentarismo al que se están acostumbrando nuestros pequeños, y prevenir enfermedades como la diabetes o la obesidad infantil. Les ayudarán a mejorar su flexibilidad, coordinación y psicomotricidad, entre otros, además de fomentar el espíritu de superación y de grupo. En función de las edades suelen ser mejores unos deportes que otros. Por ejemplo, los más pequeños pueden realizar deportes más sencillos o adaptados a su edad como danza o natación. A medida que se van haciendo mayores, es bueno hacerles participar en deportes de equipo como futbol, voleibol o baloncesto, o deportes que mejoren sus reflejos y coordinación como tenis, gimnasia artística o artes marciales.
Las actividades académicas o educativas pueden ayudar a reforzar conocimientos fuera de la escuela. Los más típicos son los estudios de idiomas extranjeros. En la infancia resulta más fácil aprender una lengua nueva y hay cursos adaptados a todo tipo de edades. También los relacionados con nuevas tecnologías están a la orden del día así como el aprendizaje de ajedrez, que les puede ayudar a mejorar su memoria. Ambas están recomendadas a partir de los seis años.
Realizar actividades artísticas puede ser muy beneficioso para el desarrollo emocional de nuestros hijos. Ya sea teatro, música o artes plásticas, potencian la creatividad e imaginación de los pequeños y les ayudan a conectar con ellos mismos y su relación con el entorno y vencer timideces. Además pueden ayudar a desarrollar habilidades como la destreza, el ritmo o la concentración.
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